4/5/09

Va y la cagamos ..., pero sigue habiendo vida.


La cagamos y muy bien cagada. Nada más que comentar salvo que ya hemos dado vida a otro rival directo (y el golaverage).
Y el domingo que viene tenemos la grandísima batalla contra el Getafe. Paso de hacer cuentas de si gamanos, empatamos o perdemos. SOLO VALE LA VICTORIA.
Os dejo un texto de Jorge Nagore , un tío que plasma muy bien la realidad con las letras.
“Ya vale de Madrid y de tanta historia, lo que tienen que hacer estos es ganar y ya vale, ¡joder, ya vale!”. Esto me lo dijo el sábado mientras cenábamos mi suegro, después del 2-6 del Barça en el Bernabéu. Mi suegro es de natural tranquilo y rara vez se altera, pero esto último me lo dijo alterado. Claro, mi suegro el problema que tiene es que es una persona normal. Una persona normal a lo único que aspira es a que su equipo gane al colista –aunque sepa que el colista también está compuesto por personas que quieren ganar- o a con quien le toque jugar y poco más. Un seguidor tipo de Osasuna hace décadas que dejo de aspirar exclusivamente a las victorias propias. Por supuesto que aspira a ellas como el que más, pero sabe mejor que nadie que Osasuna juega en todos los campos a la vez –lo lleva haciendo desde noviembre y, si nos ponemos exactos, desde enero de 2008- y si la cotización del barril de Brent influyese algo en el portero rival porque tiene acciones de Repsol entonces desearíamos que bajase el precio de las acciones para que el chaval se pusiese nervioso, porque somos así, enfermos de la actualidad global.

De hecho, hay jornadas en las que pareciera que el único campo donde no juega Osasuna es su propio campo, como pasó ayer, que los 19.000 de la grada se dejan la vida y los que tienen que invariablemente dejársela diera la sensación de que sí, que quieren ganar, pero que no son capaces de trasladar a sus músculos, capacidad y templanza la urgencia e importancia del asunto. Ayer volvimos a perder en nuestro campo y, afortunadamente y ya van bastantes, la gran mayoría del resto de resultados nos siguen permitiendo cuando menos atisbar el horizonte con algo de esperanza, aunque lo que quede por delante sea peliagudo. No obstante, gracias Barça, ahora haz el favor de meterte en la final de la Champions.
Pero es que, como dice un amigo, ¿qué somos, hombres o comeyogures? Según él, los hombres –o las mujeres- afrontan las cosas hasta el final, sean cuales sean las circunstancias, mientras que los comeyogures se deshacen en su propia comezón. Hombre, está claro que –si nos salvamos- ya no nos vamos a salvar más que a última hora o, con mucha fortuna, a penúltima. Y que no es menos cierto que el tute psicológico que lleva la plantilla desde noviembre es brutal. Pero habrá que decidir que a falta de cuatro jornadas hay que desactivar de una vez por todas el pasado y meter la última marcha, si es que queda alguna marcha por meter, y que salga el sol por Paternain. Por eso daba lástima, al margen de que jugáramos 40 minutos con 10, observar a jugadores muy por debajo no ya sólo de sus posibilidades sino muy por debajo de lo éticamente aprobable. Cuando se juega en Osasuna no basta con ser buen jugador de fútbol y dar el 100% -algunos ayer no llegaron ni de lejos a ese tope-, sino que, desgraciada o afortunadamente, hay que dar el 102%. Porque sólo gracias a ese extra se consigue equilibrar lo que las distintas fortunas van poniendo en nuestro camino en forma de expulsiones, contras erradas, despejes de 10 metros y mandangas así. Y porque la grada da el 102% y está muy pero que muy harta de ver que, por un motivo o por otro, hay jugadores que tal vez quieran dar más pero o no pueden o no saben o no entienden dónde coño juegan y qué coño representan al margen de a sí mismos. No estamos ya para bobadas. O remamos todos como perros hasta el final o se rompe la baraja. Y si hay que bajar se baja, pero con la gente que sirve para jugar en Osasuna, que no tiene que ser la misma gente que sirva para jugar en otros equipos. Porque aquí hay que ganarse el sueldo y el cariño del personal. Porque aquí la grada no corea nombres al tún-tún, la grada corea los nombres de los que demuestran que son de los suyos y lo demuestran con hechos, con cabeza y con profesionalidad versión Osasuna.
Y sé que tal vez sea algo injusto reiterar o recordar esto –es muy cansado tener que reiterarlo- cuando la temporada que se lleva es de órdago, pero a estas alturas no queda otra, porque hay que ir a morir, porque, si no, los que nos vamos a morir somos los que estamos fuera, consumidos como velas al contemplar que el mínimo ímpetu exigible o no está o no aparece, que para el caso es lo mismo. Por eso el que no esté para jugar en Getafe –o ante el Sevilla, Barça y Madrid- y para dejarse sobre ese césped hasta sus primeros 32 apellidos, mejor que no lo intente, que no ose hacer acto de presencia. Que coma yogures en casa. Vamos chavales, que se puede, que se debe.
Pues eso: HAY QUE IR A MORIR

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